Jaén es tierra de castillos y en la capital, visible desde cualquier punto de la ciudad, domina el paisaje el magnífico Castillo de Santa Catalina, el punto de partida ideal para recorrer la ciudad si es tu primera visita y también un auténtico planazo para los papás de la zona.
Visita al Castillo de Santa Catalina
Podemos comprar las entradas a través de la web oficial del Castillo de Santa Catalina indicando el tramo horario en el que queremos realizar la visita o en taquilla, teniendo en cuenta que tardaremos al menos una hora en realizarla y no nos dejarán acceder si falta menos de media hora para el horario de cierre.
El sistema de visita es autoguiado, al entrar nos darán un mapa con el recorrido y una breve explicación de la historia del Castillo. También nos explicarán el itinerario que debemos seguir para descubrir sus secretos y conocer los diferentes habitantes que han dejado su huella en él a lo largo de la historia: musulmanes, cristianos, franceses…
Si vas con bebés, es mejor tirar de mochila portabebés y dejar el carrito al principio del recorrido porque hay muchas escaleras y obstáculos. Por cierto, cuidado con los niños pequeños en las escaleras, en algunos tramos los escalones son muy altos y hay que estar pendientes para que no haya caídas.
Los habitantes del Castillo de Santa Catalina
El castillo de Santa Catalina, que también se llama Alcázar Nuevo, es un recinto amurallado de forma triangular defendido por seis torres. ¿Y por qué se llama así si tiene cientos de años? Sigue leyendo y lo descubrirás.
Los primeros inquilinos del Cerro de Santa Catalina fueron los íberos, que construyeron un oppidum o poblado amuralladado que sirvió de base para que romanos y después árabes realizaran sus fortificaciones posteriores.
Tras la conquista de la ciudad por parte de los cristianos, Fernando III ordenó la construcción de una nueva fortaleza sobre la parte más alta del alcázar musulmán, edificación que será conocida como Alcázar Nuevo (el castillo tal y como lo conocemos hoy) además de una tercera edificación llamada alcázar Abrehuí.
Luego llegó la invasión napoleónica y la fortaleza de Jaén se convirtió en base del ejército francés del Alto Guadalquivir. En su huida causaron graves destrozos en las dos edificaciones más antiguas: sobre sus restos se construyó en 1965 el Parador de Jaén.
Torres, almenas y una mazmorra
El recorrido se hace muy ameno porque los niños pueden ir recorriendo las diferentes torres y murallas y vamos alternando movimiento con las explicaciones y anécdotas que podemos encontrar en los paneles informativos.
Primero podemos ver la Torre de las Damas, siguiendo hacia el norte, la Capilla de Santa Catalina y una sala del centro de interpretación. A continuación encontramos la Torre de la Vela, desde donde se pueden contemplar fantásticas vistas. El subsuelo de esta torre esconde un personaje siniestro: si te atreves a bajar a la prisión podrás conocer de primera mano cómo era la vida de los desdichados prisioneros durante la ocupación de los franceses.
Seguimos por la Torre de las Troneras, con un sistema de letrinas muy poco habitual en la época medieval, y después conoceremos la torre del homenaje. En la parte interior quedan el patio de armas actual, varios aljibes y otras dependencias. Al final del recorrido puedes ver un vídeo explicativo de la historia del castillo.
La Cruz del Castillo de Santa Catalina
Desde el Castillo de Santa Catalina, ubicado en el cerro del mismo nombre (a 820 metros de altitud) se pueden contemplar unas de las vistas más espectaculares de la provincia de Jaén: al norte, la comarca de la campiña y Sierra Morena, con su característico paisaje de olivos, al sur se extiende la Sierra Sur de Jaén y al este Sierra Mágina, frontera con Granada.
No te puedes ir del Castillo de Santa Catalina sin admirar las vistas desde la imponente cruz que domina el paisaje y, por supuesto, ¡echarte una foto de recuerdo! Sólo tienes que recorrer el camino empedrado que separa el Alcázar Nuevo del lugar exacto donde Fernando III clavó su espada tras conquistar la ciudad.
Desde aquí podrás contemplar las mejores vistas de la ciudad y otra de sus joyas arquitectónicas, la Catedral de Jaén.
¿Dónde comer?
Arriba en el cerro, la única opción para tomar algo sería el Parador. Por cierto, su restaurante es uno de los que participan en las Jornadas Gastronómicas Degusta Jaén, una buenísima oportunidad para conocer la gastronomía jienense de la mano de los mejores profesionales.
Pero si has venido con su inseparable mochila nevera del Decathlon te contamos dónde puedes montarte un pícnic con las mejores vistas de la ciudad. El cerro de Santa Catalina pertenece al Parque Periurbano Santa Catalina, un auténtico pulmón verde de la ciudad con una extensión de 200 hectáreas muy frecuentado por los jienenses tanto para pasear como para hacer deporte o pasar el día en familia.
Cuenta con dos áreas recreativas, la de Santa Catalina, apenas un kilómetro antes de llegar a la explanada del Parador por la misma carretera, y la del Neveral, con área de juegos infantiles.
Una opción es subir en autobús al castillo (sólo los fines de semana, pincha aquí para ver horarios y paradas) y después bajar caminando (os llevará unos 40 minutos).
Castillos y más castillos
Si os encantan los castillos estáis en el lugar adecuado. Jaén es el sitio de Europa con una mayor concentración de fortalezas y el segundo en todo el mundo. La Diputación de Jaén ha creado una Ruta de los castillos y las batallas que recorre toda la provincia de norte a sur para descubrir su historia, cultura y gastronomía y espacios naturales a través de la visita a las fortificaciones.